lunes, 13 de junio de 2011

La politíca ha muerto ?

Sin ánimos de entrar en la discusión filosófica que rodeó a Nietzsche cuando afirmó, muy suelto de cuerpo "Dios ha muerto" o de la eterna discusión rioplatense si la pizza debe ser redonda o cuadrada, intento adentrarme en el peligroso mensaje subliminal de algunos medios sobre la inutilidad de la política para resolver los problemas de la gente. A simple vista algunos dirán que es cierto, sin detenerse a pensar que es una actividad practicada por gente como nosotros, seres imperfectos y como tal, contiene en sí misma a tal imperfección; otros dirán que es resultado de que no hay una sola verdad ni un sólo método, los más escèpticos sostendrán que eso sucede por causa de que las promesas pre-electorales son el camino al poder y después "si te he visto no me acuerdo", y finalmente, están los que creen que sigue siendo la unica forma de vida capaz de contener los pensamientos y las acciones de todos nosotros:; como sociedad, me refiero.
Pero, la política ha muerto como tal ?.
Rotundamente no.
Yo creo que han muerto algunas formas de hacer política, que no es lo mismo.
Ejemplo número 1: ya nadie le cree a las encuestas (de 10 encuestados, 9 no se enteraron nunca) y sino traiganme a uno solo que haya atendido el teléfono para contestar que canal está mirando...ese es el famoso rating.
Ejemplo número 2: los punteros oficiales, raza en extinción por falta de presupuesto partidario y reemplazados por vecinos solidarios que arriman un colchón en momentos difíciles y jamás salen por los medios.
Ejemplo número 3: la proliferación de postulantes (eso en mi barrio se dice "embudo de candidatos"), que en aras de propuestas e ideales, convergen peligrosamente aglutinados minutos antes del cierre de las listas, con lo cual logran el efecto contrario a la unidad pregonada.
Ejemplo número 4 (y último): los que están tan seguros de haber manejado la cosa pública pero necesitan más tiempo para seguir con su gestión y arrimarle felicidad al pueblo que los votó, intímamente convencidos de poder gestionar como corresponde.
Entonces permítaseme concluir en algo: LA POLITICA NO HA MUERTO. Por suerte. Sòlo que deberán pasar algunas generaciones más (por lo visto), para que nuestra ansiedad se calme y aprendamos, de una vez por todas, que la democracia se sigue construyendo de esta manera: eligiendo a quien consideremos lo mejor para cada uno, represente a los obreros o a los patrones, a quedarse tranquilo, muchachos: el pueblo no se equivoca.